17 / 03 / 2017

Estrela se convierte en vino del año en la Ribeira Sacra

Un año más es uno de los mejores vinos de la Feria de Amandi.

imagen: Alberto López

Luis Díaz
17/08/2008 02:00
 

Fue uno de los tres mejores vinos de la última Feira de Amandi, ganó la Mostra da Ribeira Sacra en la categoría de tintos de la cosecha del 2007, se llevó uno de los acios correspondientes a esta denominación de origen en la Cata dos Viños de Galicia celebrada recientemente en Monforte y acaba de ser nominado para las distinciones de la asociación de sumilleres Gallaecia. A Estrela va como un tiro desde que Carlos Díaz se hizo cargo de esta pequeña bodega familiar de Vilachá de Doade, en Sober. Desde entonces, ha aplicado la máxima de ver la rentabilidad de la viña en euros y no sólo en kilos de uvas. «Tal e como está o mercado do viño, se queres vender tes que ter moita calidade», resume el cosechero.

Profesor en la Granja Escuela de Barreiros, en Sarria, Carlos Díaz trabaja las viñas en sus ratos libres por mantener viva la tradición familiar y tener de paso una fuente de ingresos alternativa. «Ao xubilarse o pai, decidín seguir coas viñas. Esto é moi duro e tenche que gustar. Hai que estar metido no tema, do contrario non compensa», explica. A su cargo están alrededor de dos hectáreas de viñedo, repartidas por las riberas de Amandi y Doade, en las que hay desde cepas centenarias a injertos que están comenzado a producir, pero que no desmerecen de las plantas de más solera por el control de rendimientos que aplica la bodega.

Reconversión vitícola

Carlos Díaz inició hace años un proceso de reconversión de los viñedos familiares en el que cree que está la clave de los numerosos premios obtenidos por A Estrela. «Cando me fixen cargo das viñas cambiei algunhas cousas, na poda sobre todo. Arrinquei castes malas e deixei case todo mencía cunha pequena aportación de garnacha, que é unha variedade boa onde madura ben. Estou inxertando viñas que meu pai deixara ao monte cando aínda non nacera eu», detalla el cosechero. Las viñas, según destaca, están situadas «en zonas privilexiadas», por lo que el principal trabajo del bodeguero consiste en «axustar a produción medindo moito a poda porque nos rendementos está a clave do viño».

Hasta hace poco -en palabras del elaborador- «todo foi gastar», pero los frutos de la reconversión comienzan a verse. Y no sólo en forma de premios, sino también en las ventas. «Estou facendo unhas sete mil botellas e non quero pasar das dez mil. Se fas algo bó, o viño desaparece das mans», dice Carlos Díaz.

A diferencia de otras pequeñas bodegas, en las que suele haber importantes diferencias de un lote a otro, A Estrela mezcla toda la producción para que sea un solo vino el que salga al mercado. Un ejemplo que debería cundir en la Ribeira Sacra.